viernes, 11 de febrero de 2011

Breve historia de la ciencia (última parte - parte 6). La teoría darwiniana, el nacimiento de la genética y la física cuántica.



A mediados del sXIX se presenta la teoría más polémica desde ese siglo a la fecha.
Charles R. Darwin fue un entomólogo aficionado y geólogo preparado quien gracias a amigos influyentes logra una cátedra como naturalista y, lo más importante… una plaza en el emblemático Beagle. Será el viaje en ese barco el que inicie la etapa más importante de su vida y para la ciencia. Sus colecciones, observaciones y vivencias durante ese viaje de circumnavegación aportaron grandes y nuevas ideas al ya muy importante sXIX. Luego de su viaje comienza a escribir varios libros, y a leer otros de autores como Malthus con sus escritos sobre población y recursos. Además las fuertes influencias que sobre Darwin tenían las ideas de Lyell, Buffon y Hutton dieron como resultado una espléndida y controvertida interpretación de la realidad de los cambios en los seres vivos y en la naturaleza. En su libro “El Origen de las Especies” propone una teoría evolutiva más coherente, completa y fundamentada que las anteriores ideas sobre evolución, desde las de Empédocles y Anaximandro hasta la de Lamarck, en las cuales la transformación de especies simples a otras más complejas, la influencia del ambiente, la supervivencia del más apto, la aparición de fósiles nuevos en estratos geológicos más recientes, y las concepciones ya instaladas en esa época en geología y astronomía sobre cambios graduales desde etapas simples hasta estados más complejos que ya existían pero no fueron estructuradas como un todo. Además de concebir tan brillante teoría, Darwin entrevee la influencia de la herencia, ¡sin conocer la obra de Mendel!, la existencia de rasgos neutros en la selección, la lucha por la existencia y la supervivencia del más apto, la selección sexual y la aparición de rasgos de carácter azaroso que aportan variaciones nuevas sobre las que trabajará la selección natural. A pesar de la fortaleza de esta teoría, no carecía de problemas, siendo los más importantes los relacionados a la herencia y cómo las características biológicas podrían ser heredadas, lo cual la lleva a una crisis que durante el sXX Haldane, Fischer y otros logran salvar incorporando los conocimientos genéticos que se necesitaban; aún así esta forma de interpretar la evolución natural aún no es perfecta.
No podemos olvidar que si bien Darwin es a quien se le atribuye esta teoría, Alfred R. Wallace formuló de manera casi idéntica y al mismo tiempo y con similares experiencias a campo, esta teoría, por lo que debe ser considerado como coautor junto con Darwin. Cierto es también que Wallace no admitía la existencia de la selección sexual y su pensamiento profundamente religioso le impedía pensar que el Homo sapiens también tuvo que haber estado sujeto a los mismo principios evolutivos que cualquier otro ser vivo; pero aún así su autoría es válida. Fue tal vez a causa de su bajo perfil y la confianza que había depositado en Darwin, al enviarle su trabajo para su revisión y desconociendo que Darwin estaba formulando la misma teoría, que quedó casi totalmente marginado del reconocimiento como coautor.
Un ilustre desconocido del sXIX y coetáneo de Darwin fue Gregor Johann Mendel. Un monje investigador y conocedor de la teoría evolutiva de Darwin. Sus trabajos permitieron comprender los mecanismos de herencia y las proporciones en que los rasgos y genes eran heredados, engranaje fundamental para la comprensión de los verdaderos mecanismos de la evolución. Por eso es posible que una vez que obtuvo conclusiones en sus investigaciones de cruzamiento y análisis de la descendencia de las plantas de judías (arvejas), haya contemplado la teoría evolutiva de forma más completa que el propio Darwin. Publicó su trabajo, en plena polémica entre darwinistas y antidarwinistas, por lo que cabría pensar que su trabajo fue inmediatamente reconocido y valorado, sin embargo, ¡nadie le prestó la más mínima atención!, posiblemente eso se debió a que Mendel trabajó en un campo y con métodos algebraicos y estadísticos que a pocos interesaba y casi nadie tenía por serios, además de sólo lograr publicar en una revista poco conocida. Sin embargo, a comienzos del siglo XX Hugo de Vries, Carl Correns y Erich Tschermack, de forma totalmente independiente y desconociéndo mutuamente sus trabajos redescubren los estudios de Mendel y las leyes genéticas por él establecidas. Esto resultó todo un avance en la ciencia.
Es algo llamativo cómo se han dado varias veces en la historia de la ciencia el surgimiento o creación de teorías, ideas, descubrimientos, experiencias e inventos muy similares que surgieron de autores diferentes que se desconocían entre sí y sus trabajos y que sin embargo llegaron a la misma conclusión en el mismo momento, este fue el caso de Mendel, de Vries, Correns y Tschermack; también de Darwin y Wallace con la teoría evolutiva y, sólo para nombrar otro ejemplo, Newton y Leibnizt con el cálculo diferencial.
Otra ciencia que despuntó particularmente en este siglo y que dio sus más fantásticos frutos a comienzos del sXX fue la física, la cual comenzó a develar la naturaleza de los átomos, la energía (especialmente la energía calórica y la eléctrica) y de la luz. Dalton, Kelvin, Faraday, Millikan, Planck, son sólo algunos de los brillantes físicos de esta etapa de la física, donde la realidad más intangible y abstracta a los sentidos comenzaba a ser conocida.
Se comprueba la existencia del átomo y las partículas subatómicas que lo forman, así como también sus características de cargas y masa.
La luz y los conocimientos sobre su velocidad exacta, su naturaleza electromagnética y su energía y la relación con los colores fueron abriéndose paso, llegándose finalmente a una teoría que acepta dos naturalezas para la luz, la de onda y la de partícula, la teoría electromagnética.
Gracias a los conocimientos logrados sobre la naturaleza del átomo y la luz, Albert Einstein y los físicos teóricos de su tiempo lograron redefinir el espacio, el tiempo y el universo. Con su teoría de la relatividad específica y general Einstein permitió la comprensión más coherente y precisa de todas las leyes físicas y astronómicas; el universo pasa a ser tetradimensional, y las mediciones, relativas, cuestiones que por sí solas serían responsables de otros extensos artículos…
Hasta aquí esta serie de artículos que intentaron esbozar la extensa historia del pensamiento y la ciencia desde la antigua Grecia hasta los albores del sXX y nos permitieron contemplar cómo los conocimientos una y otra vez sacudieron el ego y el espíritu humanos y nos han hecho volver a sentir en lo más hondo de nuestro ser que no existimos si no buscamos permanentemente nuestra razón de existir, y donde ha sido, muchas veces, la grandiosa y siempre fascinante ciencia, esa apasionante forma en que los hombres intentamos entender lo que desconocemos y demostrar que somos y existimos mientras busquemos el conocimiento.
HAN SIDO TANTOS Y TAN IMPORTANTES LOS APORTES DE TODOS LOS CIENTÍFICOS, HOMBRES DE CIENCIA, PENSADORES, FILÓSOFOS… Y HASTA AFICIONADOS QUE EN MAYOR O MENOR MEDIDA HAN APORTADO Y CONSTRUÍDO UN ENORME LEGADO DE CONOCIMIENTOS, PENSAMIENTO LIBRE Y CONOCIMIENTO DE NUESTRA PROPIA EXISTENCIA, SUS RAZONES Y SUS POR QUÉ VERDADEROS, UN CONTINUO E INFINITO CAMINO, AL CUAL MUCHOS DE LOS LECTORES DE ESTE BLOG, SIGUEN Y SE FASCINAN, Y HASTA, COMO LOS ANTERIORES, APORTAN Y HAN APORTADO A ÉL TANTO SUS ERRORES, LOS CUALES HAN DEMOSTRADO SER, EN LA HISTORIA DE LA CIENCIA, MÁS NUMEROSOS PERO TAMBIÉN MUY PROVECHOSOS PARA EL CONOCIMIENTO, COMO SUS ACIERTOS, LOS CUALES FUERON Y SERÁN SIEMPRE FRUTOS DE MÚLTIPLES INTENTOS FALLIDOS PERO BIENINTENCIONADOS Y DE LARGOS AÑOS DE ARDUO ESFUERZO, PENSAMIENTO Y GRANDES SACRIFICIOS.

Bibliografía consultada… y recomendada por su claridad, amenidad y veracidad.
Parés, Ramón. 2004. Cartas a Nuria sobre la historia de la ciencia. Córdoba. España.

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