jueves, 6 de agosto de 2009

Por qué no somos los únicos.



(palabras clave: astrobiología, ley de Titius-Bode, ley de resonancia gravitatoria, vida extraterrestre)







Por principio la vida que conocemos no es factible de desarrollarse sin agua, por lo que ésta es considerada el factor limitante fundamental para su desarrollo, sin agua líquida no hay vida o al menos su desarrollo sin ella es considerado muy poco factible.
En este artículo quiero hacer un comentario sobre la posibilidad de encontrar vida fuera de la Tierra, pues aún considerando la imposibilidad de que la vida se desarrolle bajo condiciones que no sean muy similares a las terrestres, tendríamos una enorme cantidad de planetas que cumplirán con esas condiciones, para poder llegar a una afirmación antes quiero aclarar unas leyes… comencemos por la primera y más importante para esta afirmación.
La ley de Titius-Bode, que aquí llamaré simplemente ley de Titius, por ser éste quien la desarrollo y dio a conocer primero (1766), pues el segundo sólo la divulgó ampliamente y la bautizó inapropiadamente con su nombre. La ley de Titius establece que la posición de los planetas, en el sistema solar, sigue una distribución definida por la ecuación a=(n+4)/10, que en su formulación moderna más exacta es a= 0.4 + 0.3 x k (donde k= 0, 1, 2, 4, 8, 16, 32, 64, 128, etc.), esta igualdad indica la distancia relativa de un planeta respecto del Sol, tomando como unidad de referencia la distancia entre el Sol y el 3er. planeta del sistema solar (la Tierra), esta ecuación no parece ser más que una descripción matemática de una coincidencia astronómica, donde cada planeta no está ubicado al azar en una determinada órbita sino siguiendo las igualdades de esa ecuación, de hecho esto es lo que afirman algunos científicos, después de todo esta ley se cumple casi a la perfección en todos los planetas hasta Urano, pero existen dos grandes excepciones, que no encajan, Neptuno y Plutón.



Las distancias de los planetas calculadas por la ley de Bode comparadas con las reales son:



Planeta: k; Distancia estimada según la ley de Titius; Distancia real
Mercurio: 0; 0,4; 0,39
Venus: 1; 0,7; 0,72
Tierra: 2; 1,0; 1,00
Marte: 4; 1,6; 1,52
Ceres1: 8; 2,8; 2,77
Júpiter: 16: 5,2; 5,20
Saturno: 32; 10,0; 9,54
Urano: 64; 19,6; 19,2
Neptuno: n/a2; ----; 30,06
Plutón: 128; 38,8; 39,44


1 Ceres es el mayor objeto perteneciente al Cinturón de Asteroides, y tiene que ser considerado un planeta para cubrir el hueco de k=8.” (el texto entre comillas es un extracto textual de Wikipedia).

(Las distancias reales de la lista están expresadas en Unidades Astronómicas (UA) pero es válido considerarlas como distancias proporcionales.)

La lista anterior expresa que el primer planeta estará a 0.4 veces la distancia que hay entre el Sol y el 3er planeta, el 2do estará a 0.7 veces la distancia referida, el 4to planeta lo estará a 1.6, y así sucesivamente, pero esta rara “coincidencia” entre la distancia relativa esperada para cada planeta vuelve a aparecer en los sistemas lunares de los tres gigantes del sistema solar: Júpiter, Saturno y Urano, donde sus lunas verdaderas respetan casi a la perfección las distancias determinadas por esta ley.
Si bien existen controvertidas excepciones a esta ley es difícil negar que ella parece reflejar muy bien las distancias entre cuerpos celestes que giran alrededor de uno central de mayor masa.
Veremos brevemente la segunda ley que nos interesa y que justifica el por qué de las necesarias separaciones entre cuerpos celestes, es la ley de resonancia gravitatoria. Ella establece, en otras palabras, que cuanto mayor sea el acercamiento entre dos planetas (o agrupaciones de cuerpos celestes como los asteroides) necesariamente ambos terminarán atrayéndose y dejando así grandes espacios que no podrán ser ocupados por otros cuerpos (una órbita para cada planeta y cada planeta en su órbita). Con esta segunda ley sólo intento explicar el por qué se pueden respetar las distancias predichas por la ley de Titius y la imposibilidad de que los planetas estén ubicados en órbitas al azar.
Un último y breve punto lo refiero a cómo se piensa se creó el sistema solar. Un disco de gas y polvo en rotación formó en su centro una masa central que formaría más tarde el Sol. Los materiales más densos fueron atraídos hacia las órbitas internas por la misma fuerza gravitatoria de la masa central, mientras que los materiales menos densos escaparon hacia las órbitas más externas.
Con las dos leyes anteriores y la última reseña sobre el origen del sistema solar podemos afirmar entonces que en sistemas estelares que tengan materiales de origen similares y en proporciones semejantes a los que integran este sistema, con estrellas parecidas en tamaño a nuestro Sol (de las que existen en enormes cantidades) es altamente probable que exista un tercer planeta sólido, a la distancia justa de su estrella para mantener el agua líquida y las temperaturas ideales para el desarrollo de vida extraterrestre.



Fuentes consultadas
- La ley de Titius-Bode. (27/07/09) La ley de Titius-Bodehttp://personal.telefonica.terra.es/web/xgarciaf/SP/Sistema_solar/TBL_SistemaSolar.htm
- Ley de Titius-Bode (de Wikipedia – 27/07/09)
http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Titius--Bode#Formulaciones_modernas_de_la_ley_de_Bode
- Dos Santos M. La Ley inexplicable. (27/07/09) (www.mcds.com.ar) en http://axxon.com.ar/zap/265/c-Zapping0265.htm
- La Ley de Titius-Bode (27/07/09)
http://www.maslibertad.com/ciencia/LeyDeTitusBode.html
- Ley de Resonancia Orbital Gravitatoria (27/07/09) http://www.maslibertad.com/ciencia/LeyDeTitusBode.html
- Barona Narváez D. 2009. Los estrechos límites de la vida 10/06/2009 (de blog Naturaleza y racionalismo) http://naturalezayracionalismo.blogspot.com/2009/06/los-estrechos-limites-de-la-vida.html




1 comentario:

  1. Adjunto la famosa fórmula de Greenbanks
    LA FÓRMULA DE GREEN BANK



    En 1961 un grupo de científicos al mando de Frank Drake, en el observatorio astronómico estadounidense de Green Bank (Virginia Occidental), y en el seno del Proyecto Ozma, destinado a investigar las posibilidades de existencia de ETI (extraterrestrial intelligence), crearon una fórmula para estimar el número de posibles civilizaciones similares a la nuestra en el espacio. Era:






    Siendo:



    N: Número de civilizaciones en la galaxia capaces de comunicación interestelar.

    R*: Tasa media a la cual las estrellas se desarrollan durante la vida de la galaxia.

    fp: Fracción de estrellas con planetas.

    ne: Número medio de planetas por estrella capaces de albergar vida.

    fl: Fracción de planetas con vida.

    fi: Fracción de planetas con vida inteligente.

    fc: Fracción de planetas con vida inteligente capaces de comunicación estelar.

    L: Tiempo medio de una sociedad capaz de comunicación interestelar.





    El único de estos valores que es conocido con alguna aproximación es R*. Todos los demás son estimaciones muy groseras, incapaces de garantizar siquiera un orden de magnitud. Por ejemplo, ¿cuánto vale L? Para nuestra sociedad, aproximadamente 70 años hasta ahora (la comunicación por radio empezó en los años 30), pero, ¿cuánto tiempo podremos durar en nuestro estado actual sin retroceder a otro inferior? Para unos, 100 años, para otros, 10.000. Esta última es la cifra que, conservadoramente, estimaron los científicos.

    No vale la pena describir el resto de valores que al buen tuntún dieron a los otros parámetros. El cálculo les condujo a N = 1000 (como hubiera podido ser N = 1 ó N = 1.000.000). El caso es que, con todo, la fórmula ganó alguna popularidad en los años 80 gracias a su divulgación por Carl Sagan.



    JMAiO, jul 00


    La puedes encontrar en Google como: "Tfórmula de greenbanks"

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